En España, casi 2 millones de varones españoles presentan esta patología y pueden requerir atención médica. A pesar de su alta prevalencia y el impacto indiscutible que tiene sobre la autoestima y la calidad de vida de los hombres, la disfunción eréctil sigue siendo infradiagnosticada, debido al entorno social y cultural que estimulan el miedo y la vergüenza a consultar. Hecho desafortunado, debido a que la mayoría de los casos tiene un manejo médico exitoso.
La Organización Mundial de la Salud reconoce la disfunción eréctil como un problema de salud con el mismo grado de discapacidad que la artritis reumatoide o la angina de pecho.
¿Qué es la disfunción eréctil (DE)?
La Organización Mundial de la Salud reconoce la disfunción eréctil como un problema de salud con el mismo grado de discapacidad que la artritis reumatoide o la angina de pecho.
Se define como el trastorno caracterizado por la incapacidad para lograr y mantener una erección suficiente que permita una relación sexual satisfactoria y es, después de la eyaculación precoz, la alteración más común de disfunción sexual en los hombres. Se ha recomendado el uso del término “disfunción eréctil” en lugar de “impotencia”, porque define el problema con más precisión y tiene menos connotaciones sociales.
¿Por qué se produce y a quién afecta la disfunción eréctil?
En la mayoría de los casos tiene un origen orgánico, que comúnmente se debe a enfermedades vasculares que disminuyen el flujo sanguíneo peneano, pero también puede ser el resultado de factores psicológicos, neurológicos, hormonales, alteraciones cavernosas, la combinación de estos e incluso factores de tipo cultural.
La disfunción eréctil de origen psicógeno es más frecuente de lo que se cree en la actualidad y es posible que aumente en el futuro, sobre todo en hombres jóvenes. La causa más frecuente es la ansiedad de rendimiento ligada a diferentes circunstancias. Otras causas vienen dadas por una mala educación sexual, experiencias sexuales traumáticas durante la infancia, conflictos en la relación de pareja, situaciones estresantes de cualquier naturaleza o trastornos psiquiátricos como la depresión, entre muchas otras.
En España, se ha calculado que su prevalencia fluctúa en torno al 12-19% en hombres entre 25 y 70 años de edad.
Factores de riesgo para la disfunción eréctil
Entre los factores de riesgo más comunes están la edad, diabetes mellitus, hiperlipidemia, la enfermedad vascular y la hipertensión, así como los asociados a estilos de vida como el hábito de fumar, la vida sedentaria o el estrés:
- Diabetes. La diabetes provoca en un 50% de los casos una alteración de la erección después de diez años de evolución. La causa es multifactorial, con un claro predominio de lesiones arteriales y neurológicas.
- Dislipemia. El papel de las alteraciones del metabolismo de los lípidos, en cuanto a la participación en la organicidad de la disfunción eréctil es importante, aunque menos significativo que la acción del tabaco y de la diabetes.
- Hipertensión arterial. La hipertensión de por sí, puede provocar una disminución de la producción de los neurotransmisores de la erección y el tratamiento de la hipertensión puede provocar alteraciones en el ciclo eréctil. Los antihipertensivos representan la causa principal de las impotencias medicamentosas y pueden provocar impotencia porque disminuyen la presión de perfusión a nivel arterial hipogástrico cavernoso.
- Tabaco. Actualmente se puede afirmar que los fumadores presentan disfunción eréctil con más frecuencia que los no fumadores, teniendo los primeros una alteración orgánica de las erecciones; lesionándose precozmente sus arterias sexuales, sobre todo si existe algún factor de riesgo arterial asociado. La acción vasoconstrictora de la nicotina provoca una disminución de la presión en las arterias sexuales. Es fundamental el abandono del tabaco en la terapia de la disfunción eréctil.
- Alcohol. Aunque no es considerado como un factor de riesgo arterial, el alcohol ejerce una influencia nociva no sólo en el estado vascular del individuo, sino como contribuyente potencial para desórdenes sexuales. La ingesta aguda de alcohol puede causar disfunción eréctil, siendo en muchos casos responsable del inicio de un ciclo vicioso de fallo-ansiedad-fallo.
Tratamiento de la disfunción eréctil
El manejo diagnóstico y terapéutico del paciente con disfunción eréctil debe ser individualizado y realizado por un médico, teniendo en cuenta las expectativas del paciente. Es recomendable la realización de una evaluación básica (historia clínica completa, exploración física, determinaciones analíticas recomendadas, etc.). Si se descubren enfermedades no diagnosticadas previamente (diabetes, arteriosclerosis, etc.), deben ser tratadas y deben corregirse los factores de riesgo modificables.
Existen numerosas opciones terapéuticas para el tratamiento de la disfunción eréctil. Actualmente el tratamiento de primera línea son los fármacos de administración oral, entre los que existen algunos que proporcionan una selectividad superior a otros. Sin embargo, a pesar de la existencia de medicamentos comercializados para tratar este trastorno (DE), únicamente cerca del 10% de los hombres que padecen problemas de erección buscan tratamiento activamente.
La duración del efecto y la interacción o no del fármaco con los alimentos y/o con el alcohol, constituyen factores no médicos muy valorados por los pacientes en el momento de seleccionar un tratamiento para la DE. Con la creciente disponibilidad de tratamientos altamente efectivos para la DE, es cada vez más importante contar con herramientas y profesionales que permitan evaluar la efectividad de los tratamientos de manera integral y a largo plazo.
¿Dónde adquirirlo? El papel de la farmacia en la disfunción eréctil
El tratamiento pautado por un médico para la DE se debe adquirir en la farmacia comunitaria, destacando la misión del farmacéutico en la dispensación y el valor que aporta respecto a la seguridad del medicamento.
Es precisamente el mercado de los medicamentos para la DE uno de los más importantes, tanto en Europa como en Asia, en cuanto a la falsificación de medicamentos. La expansión de la falsificación se ve favorecida por el número creciente de posibilidades en línea que permiten acceder a fármacos de venta con receta sin tener que recurrir a un médico.
En este punto cabe destacar la labor de los farmacéuticos comunitarios en la dispensación de medicamentos, así como en el seguimiento de las patologías y problemas de salud. La organización sanitaria de dispensación de medicamentos respaldada por la supervisión y consejo farmacéutico posibilita la resolución de incidencias y dudas en determinados casos y la derivación al médico correspondiente en los casos que se considere oportuno. A su vez, permite llevar a cabo acciones de farmacovigilancia para poder evaluar el comportamiento del fármaco en la población, su efectividad y eficacia, así como los efectos secundarios que de su utilización podrían surgir a largo plazo.
Por ello, la adquisición del medicamento en la farmacia comunitaria añade una garantía al tratamiento. En ocasiones, es precisamente la farmacia el lugar al que se acude en primera instancia solicitando consejo para interpretar las manifestaciones de un problema como la disfunción eréctil. El farmacéutico como profesional sanitario, puede orientar al paciente ante los síntomas, ayudándole a interpretar la situación y aconsejándole la derivación al médico si es oportuno. En caso de que el paciente requiera la prescripción médica de un tratamiento, el farmacéutico puede ofrecerle el seguimiento de la efectividad y evolución de su eficacia.
Referencias
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