El virus del herpes simple (VHS), denominado habitualmente herpes, es bastante frecuente entre la población, causando una infección contagiosa que afecta aproximadamente al 60-95% de los adultos en todo el mundo.
Hay dos tipos de virus del herpes simple, el VHS-1 que es el principal responsable de las úlceras bucales o herpes labial recidivante y el VHS-2 que se asocia más comúnmente con el herpes genital, pero ambos comparten ciertas características comunes.
El herpes labial es la manifestación más habitual de la infección por VHS-1. Debido a que la mayoría de las infecciones iniciales son asintomáticas y pueden pasar desapercibidas, el herpes facial o recurrente (comúnmente llamado herpes labial, ampollas febriles o vesículas) suele ser la manifestación inicial en niños y adultos jóvenes.
Resulta interesante conocer la prevalencia de esta patología, cómo se puede transmitir, qué complicaciones puede originar y qué medidas pueden tomarse al respecto.
La mayoría de los adultos están infectados con VHS y son portadores de virus latentes, pero el serotipo, la gravedad de los síntomas y el modo de transmisión varían con la edad.
Los niños se infectan principalmente con el VHS-1 orolabial a los 5 años, con tasas de infección entre el 20-33% según su nivel socioeconómico, siendo más frecuente en aquellos que presentan un nivel socioeconómico más bajo. En la edad adulta, el VHS-1 afecta al 40-60% en la población de nivel socioeconómico más alto y entre un 70-80% en aquella población de nivel socioeconómico más bajo.
Asimismo, a nivel mundial, la prevalencia de la infección por VHS-1 es mayor que la infección por VHS-2 en la mayoría de las áreas geográficas. De manera general, la prevalencia es mayor en mujeres que en hombres y aumenta con la edad desde niveles insignificantes en niños menores de 12 años al 20- 40 % en edad de 40 años y hasta el 80% entre las poblaciones de mayor riesgo.
La infección de este virus se transmite principalmente a través de la exposición a membranas mucosas o piel que tienen lesiones activas o por secreciones mucosas de un individuo que tiene activa una infección por VHS-1.
El virus se transmite más fácilmente a través de la saliva, por contacto con la zona bucal, labial o a través de úlceras, y puede permanecer estable fuera del huésped por periodos cortos de tiempo, lo que permite la transmisión después del contacto mucocutáneo directo con el virus. La contaminación suele tener lugar durante los primeros meses de vida, tras la desaparición de los anticuerpos de origen materno.
Este tipo de virus también se puede transmitir a través de gotitas respiratorias o por exposición a secreciones mucocutáneas de una persona asintomática que está excretando el virus. Por otro lado, las personas que ya tienen infección por VHS-1 no pueden reinfectarse, pero sí contraer una infección por VHS-2.
La infección inicial o primaria por VHS-1 suele tener un periodo de incubación de aproximadamente cuatro días, pero puede variar de 2 a 12 días. A continuación, hay un periodo activo de diseminación viral que dura al menos una semana y puede extenderse varias semanas más. La mayoría de los pacientes que están infectados con VHS son asintomáticos, por lo que el virus puede transmitirse activamente durante el periodo de incubación y excreción viral sin la aparición de las características lesiones activas en la piel.
Después de la infección inicial, el virus suele permanecer latente, de manera persistente dentro de los ganglios sensoriales del sistema nervioso autónomo. Comúnmente, el VHS-1 reside dentro del ganglio trigémino, debido a su destino principal de infección, en el área alrededor de las líneas orales. Una vez activado, por un estímulo interno o externo, como puede ser el estrés, la exposición al solar, la fiebre o la menstruación entre otros; el virus puede viajar a lo largo del nervio sensorial y reactivarse en la misma región mucocutánea que tuvo lugar la infección inicial.
Aunque es raro, en algunas ocasiones la infección por VHS-1 puede provocar complicaciones graves, como encefalitis (infección cerebral) o queratitis (infección ocular).
Sin embargo, una de las principales complicaciones que suele acompañar al herpes labial es la recurrencia de aparición. Según estudios epidemiológicos, entre el 10 y el 30% de la población sufre brotes recurrentes de herpes labial. El sitio de las recidivas suele ser idéntico en un mismo individuo, afectando al labio superior o inferior. Además, pueden verse afectadas otras zonas de la cara, pero se trata de infecciones más esporádicas.
En este sentido, la prevención de la transmisión es el primer paso en el manejo de este tipo de infección por lo que conviene tomar medidas preventivas para contrarrestar el herpes labial recurrente en respuesta a estímulos tanto internos como externos.
Así, las recurrencias del herpes labial inducido por la luz solar se pueden prevenir utilizando un bálsamo hidratante de uso diario que mantenga en buen estado los labios y que le aporte la protección adecuada frente a la radiación, como por ejemplo con un filtro UV con SPF 30. Se suele utilizar aplicándolo de 3 a 6 veces al día sobre los labios cuando se exponen a factores desencadenantes como la luz solar.
En algunas ocasiones, muchos pacientes no requieren utilizar ningún tratamiento porque la enfermedad es autolimitada. Sin embargo, para las personas con recurrencias frecuentes, la aplicación de productos elaborados a base de hierbas y óxido de zinc que cuenten además en su composición con un filtro de protección solar (como SPF 30, por ejemplo), disminuye la probabilidad de brotes recurrentes y contribuye a abordar el tratamiento de la infección. En este caso, puede ser una solución para el tratamiento del herpes labial aliviando el ardor (picor), reduciendo la hinchazón, acortando el tiempo de curación y previniendo que la costra se agriete. Además, algunos son incluso transparentes para no resaltar el herpes labial.
En cualquier caso, es conveniente consultar con un profesional sanitario como el farmacéutico que nos aporte los consejos adecuados y nos ayude a valorar la mejor opción tanto para su prevención como para su tratamiento.
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