La fiebre es probablemente el síntoma más frecuente en los niños y una de las razones más comunes por la que se busca atención médica en la edad pediátrica.
La fiebre es probablemente el síntoma más frecuente en los niños y una de las razones más comunes por la que se busca atención médica en la edad pediátrica. Afortunadamente la mayoría de los episodios febriles son de naturaleza viral y autolimitada, pero entre un 5-10% de los síndromes febriles en pediatría necesita una adecuada valoración por el médico para encontrar su causa y evitar complicaciones serias como meningitis, neumonías, infecciones del tracto urinario, etc.
En muchas ocasiones la fiebre en niños es causa de angustia familiar que motiva visitas a consultorios y servicios de urgencia tanto en atención primaria como hospitalaria. Por ello, es importante conocer qué es la fiebre o a qué se considera fiebre, qué formas tenemos de medirla y cuál es la más adecuada, qué tratamiento sintomático podemos utilizar y las recomendaciones para abordarla o acudir al médico en caso necesario.
Afortunadamente la mayoría de los episodios febriles son de naturaleza viral y autolimitada, pero entre un 5-10% de los síndromes febriles en pediatría necesita una adecuada valoración por el médico para encontrar su causa y evitar complicaciones serias como meningitis, neumonías, infecciones del tracto urinario, etc.
Se define como fiebre el aumento de la temperatura corporal de causa patológica. Debe diferenciarse de la hipertermia fisiológica, que es la elevación de la temperatura corporal que puede producirse en determinadas situaciones que hay que conocer y descartar como, por ejemplo: arropamiento excesivo o ambiente térmico cálido (especialmente, en lactantes).
Así, la fiebre se define como una temperatura corporal por encima de lo normal, que varía según el sitio de medición: rectal igual o superior a 38ºC, oral por encima de 37,8ºC y axilar por encima de 37, 2º. La temperatura corporal promedio es de 37ºC y en condiciones normales puede fluctuar durante el día desde una cifra de 36,1ºC en la mañana hasta 38ºC en la tarde. Elevaciones moderadas que van hasta 38, 5ºC pueden ser causadas por ejercicio, exceso de abrigo, tiempo caluroso o alimentos o bebidas calientes. Si en el momento de evaluar la temperatura se sospecha de una de estas causas, se debería volver a medir la temperatura después de media hora.
Una de las dudas más frecuentes es la técnica que debe utilizarse para registrar la temperatura corporal en los niños y el nivel de corte que nos indica la presencia de una temperatura anormalmente elevada. En niños, los lugares más frecuentes de medición de temperatura son la vía rectal, axilar/oral y por métodos infrarrojos con las siguientes características:
De manera habitual, las principales causas del reflujo gastroesofágico son que el esfínter esofágico inferior se relaja más veces de lo normal de forma espontánea, o que la válvula está débil y cede ante cualquier presión, o debido a una alteración anatómica como unaTodos los niños con fiebre estarán más cómodos con la administración de líquidos extras, una disminución al máximo de la ropa, reducción de la actividad y manteniendo una temperatura ambiental normal con buena circulación de aire en la habitación para que haya una pérdida de calor apropiada. Si el niño siente frío o presenta escalofríos, se le cubre convenientemente, hasta que se eleve la temperatura y desaparezca el escalofrío.
Se pueden realizar baños en agua templada (32-36ºC) y un mínimo de 15-20 minutos y utilizar compresas húmedas. Hay que tener precaución con el uso de alcohol y agua fría sobre la piel, pues agravan la vasoconstricción superficial y pueden provocar colapso, especialmente en los lactantes, además de los peligros de intoxicación ligados al uso del alcohol.
Por otra parte, el descenso de la temperatura corporal conseguido por medios físicos es de breve duración, provoca un aumento del metabolismo basal, favorece los escalofríos y a la mayor parte de los niños le provoca incomodidad. En caso de utilizarse este método, da mejor resultado administrando media hora antes un antipirético, con el fin de bajar la temperatura, evitando así los escalofríos provocados por el desajuste entre la temperatura de la piel y el regulador hipotalámico. hernia de hiato.
Asimismo, para aliviar la sintomatología y disminuir la fiebre en los niños se puede utilizar un medicamento antipirético, que preferiblemente se debe utilizar en función del malestar y el aspecto del niño. El uso de fármacos antipiréticos en niños está especialmente recomendado en caso de fiebre que cause malestar general, siendo paracetamol el antipirético de referencia. Además, este principio activo al ser también analgésico permite tratar también el dolor asociado a la fiebre y, en consecuencia, mejorar el confort del niño, lo que nos ayuda a valorar más adecuadamente la gravedad de la enfermedad causante.
Existen en el mercado presentaciones de paracetamol para administrar por vía oral cuyo uso está destinado a niños entre 3 y 32 kg (aproximadamente de 0 a 10 años). En este sentido, hay que fomentar el uso de la vía oral, de absorción más segura y dosificación ajustable. La dosis del medicamento depende del peso del niño, siendo recomendada una dosis diaria aproximada de paracetamol de 60 mg/Kg/día, repartido en 4 o 6 tomas diarias, es decir, 15 mg/Kg cada 6 horas o 10 mg/Kg cada 4 horas.
Asimismo, es conveniente advertir a los familiares de los efectos reales del tratamiento antipirético. Éste empieza a hacer su acción a los 30-60 minutos y no debe esperarse una reducción superior a 0,5-1ºC. Esto es importante ya que, en caso de no conocer estos datos, hará que muchos padres consideren fracaso terapéutico una respuesta normal.
Se pueden realizar baños en agua templada (32-36ºC) y un mínimo de 15-20 minutos y utilizar compresas húmedas. Hay que tener precaución con el uso de alcohol y agua fría sobre la piel, pues agravan la vasoconstricción superficial y pueden provocar colapso, especialmente en los lactantes, además de los peligros de intoxicación ligados al uso del alcohol.
Por otra parte, el descenso de la temperatura corporal conseguido por medios físicos es de breve duración, provoca un aumento del metabolismo basal, favorece los escalofríos y a la mayor parte de los niños le provoca incomodidad. En caso de utilizarse este método, da mejor resultado administrando media hora antes un antipirético, con el fin de bajar la temperatura, evitando así los escalofríos provocados por el desajuste entre la temperatura de la piel y el regulador hipotalámico. hernia de hiato.
Desde el punto de vista educacional, es importante aportar a los padres las recomendaciones sobre cuándo, por qué y en qué momento consultar al médico. En este sentido, se deben vigilar los signos de empeoramiento clínico y consultar con carácter urgente si su hijo presenta:
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