La caída de pelo es uno de los motivos de consulta más frecuente en dermatología, ya que representa cerca del 5% de las primeras visitas. Además, el otoño es la época del año en la que la caída de pelo se manifiesta de una forma más acusada, tal y como se mencionaba en un post anterior sobre “Complementos vitamínicos beneficiosos para la caída del cabello”, en el que se detallaban los constituyentes importantes de los complementos que pueden contribuir a frenar la caída de pelo. 

Existen dos grupos dentro de la alopecia: las formas cicatriciales, con destrucción del folículo piloso y por tanto irreversibles, y las formas no cicatriciales que son potencialmente reversibles, entre las que se encuentra la alopecia androgénica.

Sin embargo, la alopecia no es sinónimo de caída del cabello, ya que, en este último caso el cabello se cae de forma constante, pero se renueva. La alopecia, por el contrario, sucede cuando el ciclo se altera y o bien no se recupera el cabello perdido o el que nace es un cabello de menor grosor o tamaño (miniaturización).

Existen dos grupos dentro de la alopecia: las formas cicatriciales, con destrucción del folículo piloso y por tanto irreversibles, y las formas no cicatriciales que son potencialmente reversibles, entre las que se encuentra la alopecia androgénica.

Alopecia androgénica (AGA)

Es la más frecuente, presentándose en hasta un 50% de los hombres a los 50 años de edad y en un 5-10% de las mujeres. Se trata de un trastorno de caída del cabello mediado por dihidrotestosterona, un metabolito de testosterona.  Algunos de los factores responsables son: la herencia genética y la acción androgénica sobre los folículos pilosos.
Aunque la alopecia androgénica es un trastorno muy prevalente, las opciones terapéuticas aprobadas son limitadas. Concretamente en España, uno de los agentes terapéuticos más utilizados en este tipo de caída del cabello tanto en hombres como en mujeres pre y postmenopáusicas es el minoxidil tópico. 

Minoxidil: el tratamiento tópico para la alopecia androgénica

Entre los tratamientos tópicos que no precisan receta médica y resultan eficaces para la alopecia androgénica, se encuentra el minoxidil o minoxidilo. Es un derivado de la piperidinopirimidina que cuenta con la autorización de la FDA.

Al aplicarlo de forma tópica sobre el cuero cabelludo, el minoxidilo provoca una vasodilatación de los capilares, favoreciendo el incremento del flujo sanguíneo a los folículos pilosos. 

Ha demostrado ser capaz de revertir el mecanismo de miniaturización del pelo. En un estudio realizado, presentó claras ventajas sobre el placebo tras un año de utilización en alopecia androgénica, tanto en hombres como en mujeres. Esta mejoría se mantenía mientras se usaba el producto de manera continuada.
Un metanálisis realizado recientemente sugiere que el minoxidil, es efectivo para promover el crecimiento del cabello tanto en hombres como en mujeres con alopecia androgenética.

A pesar de existir ambas presentaciones, la mayoría de los pacientes se decantan por la utilización del medicamento por vía tópica. 

Se aconseja que el tratamiento sea supervisado por un dermatólogo o un profesional de la salud para adecuar la dosis y pauta más conveniente. Se puede iniciar el tratamiento con minoxidil al 2 o al 5%, Si a los 6 meses no se obtiene mejoría en la caída de pelo, puede recurrirse a otras alternativas previa consulta de un especialista.

Se realizan múltiples ensayos clínicos con concentraciones al 1%, 2% y 3%, llegándose a la conclusión de que, entre dichas concentraciones, el 2% es la concentración ideal, a dosis de 1 ml cada 12 horas. No obstante, vera Price en 1996 ya publica mejores resultados utilizando concentraciones al 5%. 

Un estudio realizado en hombres con AGA, demostró que la aplicación tópica de minoxidil al 5% fue claramente superior al minoxidil tópico al 2% y a la utilización de placebo en el crecimiento del cabello. Asimismo, los hombres que usaron el minoxidil tópico al 5%, también tuvieron una respuesta más temprana al tratamiento que aquellos que usaron minoxidil tópico al 2%.  Es importante aplicarlo con el cuero cabelludo limpio y seco. Su efecto aparece a los tres meses de iniciado el tratamiento, encontrándose respuesta positiva en el 30% al 60% de los casos. Cuando se deja de emplear en 3 meses desaparece la mayor parte del beneficio.

En los inicios se tomaban múltiples precauciones por miedo a posibles complicaciones cardiovasculares, pero la experiencia demostró que minoxidil presentaba un buen perfil de seguridad en base a su baja absorción como demostraron sus bajas concentraciones en sangre cuando se empleaba de forma tópica. 

Las reacciones más frecuentes que suelen aparecer son: irritación cutánea local (descamación y enrojecimiento), dermatitis de contacto, sequedad de la piel, edema (acumulación excesiva de líquido), sensación de quemazón y escozor en la piel o hipertricosis (crecimiento de pelo en la piel).

En conclusión, el minoxidilo es un compuesto efectivo con evidencia científica de su poder contra la caída del cabello. Hay que tener en cuenta que su eficacia se reduce a casos incipientes de alopecia androgénica, no es útil en casos avanzados y que sus efectos beneficiosos tardan en demostrarse, se necesitan unos cuatro meses para empezar a notar sus efectos.

Al tratarse de un medicamento, a pesar de que puede dispensarse sin receta médica, sí debe ser indicado por un profesional sanitario como el farmacéutico.

Referencias

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